Gracias a la ayuda de amigos como Juanito y Pedro Díaz pudimos conocer a Don Arturo Gárate, a continuación un poco de lo que amablemente nos contó:
Siempre me gustó la música pero para poder materializarlo estaba la dificultad de comprar equipos, cosa que no podía lograr sin el respaldo de un sueldo. Por ello me dediqué a la docencia y aquel camino, que me alejaba de la música, terminó por hacer de mí un músico.
Enseñaba en el colegio Santo Toribio y tenía un grupo de alumnos aficionados a la música. Con ellos decidimos formar una agrupación, para lo cual había que dedicarse a tiempo completo si se quería tomar en serio. Ellos terminaban sus estudios y yo tuve que buscar un reemplazo para mi labor de maestro.
Llegamos a un acuerdo para formar una Sociedad porque ninguno tenía capital para comprar los equipos. Sin embargo, como ellos no tenían a nadie que los respalde, solo a mi nombre tuve que sacar un préstamo en el Banco Amazónico. Finalmente la Sociedad no funcionó porque no quisieron asumir el riesgo y prefirieron que yo les pague un sueldo por su trabajo. Así, yo solo fui pagando el préstamo y me convertí en el único propietario de los equipos.
En esa época estaba de moda entre los grupos internacionales ponerse nombres raros, por eso decidimos llamarnos Los Trionix, que es una voz griega compuesta de “tri” (tres) y “onix” (uñas). Traducido al castellano sería “Tres uñas”. Nosotros éramos Arturo Gárate (director, órgano), Germán Rojas (guitarra), Pedro del Castillo (guitarra), Raúl Pérez (voz), Félix Castro (bajo), Pepe del Águila (batería) y Raúl Segura (timbales).
Al inicio nunca pensamos en grabar, para nosotros todo era una afición. Inauguramos el grupo el 25 de mayo de 1973, tocando en el aniversario del colegio de donde procedemos. Tuvimos una época de oro, alcanzando éxitos que no pensábamos. Teníamos contratos en toda la selva, no teníamos fechas libres. Incluso para San Juan nos contrataban con un año de anticipación. Y todas las fiestas eran de un lleno completo.
A lo largo de nuestra vida artística tuvimos que enfrentar dos grandes problemas. Por un lado, estaba la escasez de músicos, especialmente en Rioja que era una ciudad pequeña entonces. Yo tenía que buscar músicos en otras ciudades como Chiclayo, Trujillo, Lima, Tarapoto. Y entre los grupos que ya existían nos disputábamos los músicos, a veces nos los quitábamos de mala forma. Llegaba el momento de la presentación y no tenías a tus músicos, se los había llevado otro. Además no se podía preparar un repertorio de un día para otro.
Y el otro problema era la informalidad. Entre los músicos había mucha gente malograda, alcohólicos, marihuaneros. Gente irresponsable que sabiendo que tocarían esa noche, se malograban. Y así, en mal estado, tocaban y cantaban. En Rioja hubo otra agrupación llamada Los Génesis, que más tarde se cambiarían de nombre a Siglo XX porque ya existía otro grupo de cumbia con el mismo nombre. Ellos abandonaron primero por los problemas con los músicos, mientras que Los Trionix nos mantuvimos con altos y bajos hasta inicios de los noventa.
Pertenecemos a la época de grupos como Juaneco y su Combo o Sonido 2000 y ellos ya estaban grabando en las disqueras. Muy en especial Germán, que era el compositor de la mayoría de nuestros temas, me reclamaba por buscar la forma de grabar ya que nuestros temas no eran menos que los de otros grupos. Pensamos que era un gran negocio el de la grabación pero era una ilusión, es más un negocio para el dueño de la disquera porque las regalías para el grupo eran insignificantes. Lo positivo era que nos ayudaba a difundir la música y eso repercutía en la posibilidad de tener más contratos para tocar.
Así, en 1976 fuimos a Lima llevando todos nuestros equipos y nos presentamos a la disquera Infopesa que accedió a grabar nuestro primer LP titulado “Bonita y caprichosa”. Durante el tiempo que duró la grabación ofrecimos nuestros servicios en el Club Social Rioja, donde tocábamos en fiestas, lo cual nos ayudó para mantenernos en la capital.
Y así como fue nuestra iniciativa el grabar nuestro primer disco, al año siguiente volvimos a Lima para grabar nuestra segunda producción llamada “Vuelven Los Trionix”. Más adelante en el sello Volcán llegamos a grabar cuatro 45 RPM pero sin mayor éxito. Ya Germán no era el compositor y las canciones eran muy sentimentales y más lentas. En la selva gusta la música rápida, que permita saltar, como en las pandillas.
Siempre me gustó la música pero para poder materializarlo estaba la dificultad de comprar equipos, cosa que no podía lograr sin el respaldo de un sueldo. Por ello me dediqué a la docencia y aquel camino, que me alejaba de la música, terminó por hacer de mí un músico.
Enseñaba en el colegio Santo Toribio y tenía un grupo de alumnos aficionados a la música. Con ellos decidimos formar una agrupación, para lo cual había que dedicarse a tiempo completo si se quería tomar en serio. Ellos terminaban sus estudios y yo tuve que buscar un reemplazo para mi labor de maestro.
Llegamos a un acuerdo para formar una Sociedad porque ninguno tenía capital para comprar los equipos. Sin embargo, como ellos no tenían a nadie que los respalde, solo a mi nombre tuve que sacar un préstamo en el Banco Amazónico. Finalmente la Sociedad no funcionó porque no quisieron asumir el riesgo y prefirieron que yo les pague un sueldo por su trabajo. Así, yo solo fui pagando el préstamo y me convertí en el único propietario de los equipos.
En esa época estaba de moda entre los grupos internacionales ponerse nombres raros, por eso decidimos llamarnos Los Trionix, que es una voz griega compuesta de “tri” (tres) y “onix” (uñas). Traducido al castellano sería “Tres uñas”. Nosotros éramos Arturo Gárate (director, órgano), Germán Rojas (guitarra), Pedro del Castillo (guitarra), Raúl Pérez (voz), Félix Castro (bajo), Pepe del Águila (batería) y Raúl Segura (timbales).
Al inicio nunca pensamos en grabar, para nosotros todo era una afición. Inauguramos el grupo el 25 de mayo de 1973, tocando en el aniversario del colegio de donde procedemos. Tuvimos una época de oro, alcanzando éxitos que no pensábamos. Teníamos contratos en toda la selva, no teníamos fechas libres. Incluso para San Juan nos contrataban con un año de anticipación. Y todas las fiestas eran de un lleno completo.
A lo largo de nuestra vida artística tuvimos que enfrentar dos grandes problemas. Por un lado, estaba la escasez de músicos, especialmente en Rioja que era una ciudad pequeña entonces. Yo tenía que buscar músicos en otras ciudades como Chiclayo, Trujillo, Lima, Tarapoto. Y entre los grupos que ya existían nos disputábamos los músicos, a veces nos los quitábamos de mala forma. Llegaba el momento de la presentación y no tenías a tus músicos, se los había llevado otro. Además no se podía preparar un repertorio de un día para otro.
Y el otro problema era la informalidad. Entre los músicos había mucha gente malograda, alcohólicos, marihuaneros. Gente irresponsable que sabiendo que tocarían esa noche, se malograban. Y así, en mal estado, tocaban y cantaban. En Rioja hubo otra agrupación llamada Los Génesis, que más tarde se cambiarían de nombre a Siglo XX porque ya existía otro grupo de cumbia con el mismo nombre. Ellos abandonaron primero por los problemas con los músicos, mientras que Los Trionix nos mantuvimos con altos y bajos hasta inicios de los noventa.
Pertenecemos a la época de grupos como Juaneco y su Combo o Sonido 2000 y ellos ya estaban grabando en las disqueras. Muy en especial Germán, que era el compositor de la mayoría de nuestros temas, me reclamaba por buscar la forma de grabar ya que nuestros temas no eran menos que los de otros grupos. Pensamos que era un gran negocio el de la grabación pero era una ilusión, es más un negocio para el dueño de la disquera porque las regalías para el grupo eran insignificantes. Lo positivo era que nos ayudaba a difundir la música y eso repercutía en la posibilidad de tener más contratos para tocar.
Así, en 1976 fuimos a Lima llevando todos nuestros equipos y nos presentamos a la disquera Infopesa que accedió a grabar nuestro primer LP titulado “Bonita y caprichosa”. Durante el tiempo que duró la grabación ofrecimos nuestros servicios en el Club Social Rioja, donde tocábamos en fiestas, lo cual nos ayudó para mantenernos en la capital.
Y así como fue nuestra iniciativa el grabar nuestro primer disco, al año siguiente volvimos a Lima para grabar nuestra segunda producción llamada “Vuelven Los Trionix”. Más adelante en el sello Volcán llegamos a grabar cuatro 45 RPM pero sin mayor éxito. Ya Germán no era el compositor y las canciones eran muy sentimentales y más lentas. En la selva gusta la música rápida, que permita saltar, como en las pandillas.